¡Que levante la mano al que le guste terminar las comidas con un dulce sabor de boca! Si tú también eres de los que sueles dejar un hueco para el postre, te invitamos a que eches un vistazo a nuestra carta. Además de fruta fresca, mochis con praliné de sésamos, helados caseros hechos con mucho amor y nuestro célebre volcán de chocolate, te recomendamos que la próxima vez que vengas al Milagros pruebes dos postres tradicionales que hemos reinventado para darles un toque más actual: el alfajorcito de dulce de leche y las torrijas empapadas en coco con tierra de brioche. ¿A que suenan bien? Pues saben mejor.
El alfajor clásico suele elaborarse a partir de una pasta de almendras, avellanas, nueces, miel y diferentes especias. Puede tener forma cilíndrica o presentarse como un relleno entre dos galletas redondas. Es un dulce típico de las mesas navideñas, junto con el turrón, los mantecados, el mazapán y los polvorones. El alfajor es originario de la gastronomía árabe, y fueron estos quienes lo introdujeron en Andalucía tras la conquista de la Península Ibérica en el siglo VIII. Su nombre proviene de la palabra al-hasú, que significa relleno. El secreto de su peculiar sabor es encontrar el equilibrio perfecto entre sus ingredientes, para que las especies entren en armonía con la miel y los frutos secos.
Alfajor dulce de leche y coco

Alfajor mascarpone

La torrija, por su parte, es una de las recetas más populares de la repostería española. Originalmente era el postre que se servía en cualquier celebración. Se cogía el pan que sobraba de los días anteriores y se bañaba en leche hervida con canela y limón, antes de rebozarla en huevo y freírla en aceite de oliva. Como está elaborada con ingredientes baratos al alcance de todo el mundo, era el postre más socorrido en tiempos de estrecheces económicas.
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El nombre de este dulce viene de la palabra torrar, que a su vez deriva del latín torrere, que significa tostar. Las primeras referencias históricas a las torrijas, también llamadas torejas o tostadas según la zona, se remontan a la época de los romanos. El gastrónomo Marcus Gavius Apicius ya mencionaba en su recetario un dulce muy similar. Aunque las torrijas, tal y como las conocemos actualmente, tienen su origen en el siglo XV. Por entonces se utilizaban para ayudar a las mujeres que habían dado a luz a recuperar las fuerzas tras el parto, ya que se trata de un plato que aporta mucha energía y sacia el hambre. Tal vez por eso se han asociado tradicionalmente con períodos de abstinencia como la Cuaresma. De ahí que sean un postre típico en las fechas de Semana Santa, aunque hoy en día se preparan a lo largo de todo el año.
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